Aquí está lloviendo arto (mucho, fuerte) y hace frío. En frente de la comunidad hay una cancha de baloncesto y de futbol (a la vez) y hay gente jugando a basket (chicos y chicas). Yo no sé cómo lo hacen.... aquí no importa que llueva; la gente sin paraguas está por la calle como si tal cosa y eso que hace un frio..... son las 21.19 y en breve me iré a la cama. Estoy esperando a que el grupo juvenil "Michel" traigan las llaves de la parroquia.
Hoy a las 8.30 de la mañana vinieron a la casa el taxista Miguel, su mujer Emilse (que trabaja en Voz de Alerta) para llevarnos a Marina (hermana de rodrigo) y a mi a un pueblo llamado ZIPAQUIRÁ; conocido como la ciudad de la catedral de sal. Está a unos 50 km de Bogotá, pero aquí no se cuentan los viajes por kms sino por horas (1.20h aprox), debido a las malas carreteras. Es un pueblo muy turístico, bien cuidado y con zonas para visitar en lugares estratégicos de la ciudad. Allí pudimos ver:
- la mina, donde se encuentra una catedral de sal a 160m bajo tierra.
- museo de salmuera
- museo arqueológico
Tras tanta visita almorzamos en un restaurante en el centro del pueblo, un asado (foto). Y de allí, emprendimos el viaje de vuelta a Bogotá por otro camino diferente donde pudimos parar en un mirador a contemplar desde lo alto gran parte de la ciudad. Al llegar a casa, de seguido bajamos a misa de 18.00 y tras echar carreta (hablar) con monitores - fraternos, subimos a casa a descansar.
Ha sido un día diferente y bien bonito. Resulta extraño pasar de estar en un lugar donde la pobreza hace mella en el corazón de quien la siente, a estar en un lugar turístico rodeado de gente de plata (dinero); a uno se le queda una sensación agridulce al contemplar y ser consciente de tanta diferencia y por tanto tanta desigualdad e injusticia en tan poco espacio. Ésto es algo sorprendente pues en España aún existiendo pobreza, el desnivel social y clasial que puede haber, no es tan remarcado. Aquí se puede contemplar en el norte de Bogotá una ciudad de dinero y en el sur, una ciudad en pobreza y dependiendo en qué sectores de extrema pobreza. En el centro de Bogotá hay muchísimos indigentes (distintos a los de España; éstos en situación mucho más precaria y abandonados por el estado, la sociedad...). El día ha sido hermoso y doy gracias por la posibilidad de contemplar una catedral de sal a tantos metros bajo tierra; de vez en cuando no está mal salir del barrio y conocer zonas. Pero siento que mi sitio en Colombia está en los proyectos, con los niños o jóvenes, en el barrio.
Hoy se cumple mi segunda semana aquí y parece que llevo aquí mucho más tiempo (no porque lo esté pasando mal); sino por la cantidad de experiencias que he podido vivir y sentir en estos días. Hoy añoro mucho España, a mi familia, a mis amigas/os, a mi vida allí. Hoy pienso en Cruz Roja (en cada persona mayor, en cada menor magrebí, en cada paciente en ambulancia, en cada mujer del piso, en cada niño de juventud...), hoy pienso en JAI (chavales y monitores), en AMAT (culpable de sembrar semillas de esperanza y de que esté aquí), en CMA (mañana domingo hay excursión y os recordaré), en FFMM (a penas nos hemos fusionado y me apena no empezar esta unión con ellos, pero les recuerdo en la distancia). Hoy pienso en mi día a día en Donosti, sin parar de aquí para allá con el coche lleno de gente, de mi gente... mi gente.... mi gente.... cuánto os extraño y cuánto os debo. Soy lo que soy por lo que fui con vosotros. Gracias!!!! Cada día aquí es una aventura y aprendo un poco más de este país, de su gente bella y aprendo de mi ante esta realidad desconocida hasta que llegué. Hoy agradezco estar aquí y pido fuerzas al Señor para que pueda hacer su voluntad en medio de este contexto, que pueda ser arcilla en sus manos. Se que él escribe sobre renglones torcidos (como los míos) por ello confío en qué Él sabrá pedir lo que pueda dar.
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