16 de noviembre de 2008

INSTITUTO SAN CLEMENTE Y VIAJE A BOGOTÁ



Os presento a Enrique un señor de San Clemente, que cada día desayuna y cena en la casa de los hermanos allí. Tiene familia, pero se encuentra totalmente sólo. El padre Jose Mari es el único que es capaz de animarle a la ducha. En la comunidad se le lava la ropa y se le atiende en lo necesario. Sandra y Orlando también están con él cada día pues muchas veces va a la casa, buscando compañía o para hablar (no se le entiende muy bien). Algo que resuena en mí, es la frase de Jose Mari de "yo le quiero mucho y se tiene que cuidar". Hay tantas personas que no han escuchado nunca que alguien les quiere....... hoy quiero decir a todas las personas que las quiero, que las quiero pues decirlo es tan importante como sentirlo, sino de qué vale? ver a niños, jóvenes y adultos emocinarse cuando escuchan esas palabras..... es significativo. Ójala, Señor, que sepamos comunicar y compartir los sentimientos con todas las personas que nos rodean.



Hoy viernes 14, es mi último día en San Clemente. 5 días se quedan cortos para poder vivi todo lo que la vida te puede regalar. En los laudes toda la comunidad tuvimos un recuerdo especial por el señor fallecido. Tras el desayuno, Jose Mari y yo fuimos a ver a la familia y ha rezar un poco frente al ataud en la misma habitación donde falleció. Había menos gente pero los vecinos acompañaban en todo momento a la familia. Tras estar un rato en la casa Jose Mari bajó a Guática para una eucaristia por el inicio de las fiestas.



Sandra me estuvo contando el funcionamiento de las cooperativas que gestiona Sebastián y luego fuimos al Instituto San Clemente donde varios de sus alumnos son becados por AMAT; lamentablemente ni el coordinador ni la secretaria conocían la identidad de esos alumnos; pues es algo que lo gestiona personalmente Sebastián desde que era rector en el instituto (ahora ya no lo es).
Estuvimos fallidamente intentando grabar las fotos de estos días en un dvd. Con más calma lo harán y lo enviarán a Bogotá. Estuvimos paseando un poco por el pueblo.
Se terminó de limpiar y ordenar la habitación, una vez hecha la maleta para partir tras el almuerzo.







Cogí un autobús en la carretera - San Clemente - Pereira - allí fui en taxi hasta el aeropuerto, tras cambiar el billete (chec-in) y con 20 minutos de retraso partió el vuelo a las 18.55 hacia Bogotá. En 45 minutos ya se estaba aterrizando (en autobús son 12 horas) y tras esperar un ratito, Jonatan me vino a recoger y juntos fuimos hasta Palermo.


Por lo poco que pude ver de Pereira, me pareció una ciudad bonita, con servicios públicos y bien atendida, claro, que toda ciudad tiene su lado de pobreza también, aquí y en cualquier país.


El tiempo que pude estar en el aeropuerto esperando a la salida y sobre todo una vez que llegué a Bogotá, me dediqué a una de mis aficiones: observar e "intentar guardar las cosas en el corazón, como María". Me gusta mucho observar el comportamiento de las personas. Al estar dos horas en el aeropuerto, se puede ver pasar a mucha gente diferente que va o viene de otro lugar con un destino concreto. Cada persona tendrá su historia de vida. Pude ver a alguien famoso de Colombia pues estaba un cámara grabando como llegaba al aeropuerto (podría ser cantante o famoso). Pasando más o menos desapercibidas para la gente que está de paso por el aeropuerto, pueden pasar, las prostitutas que junto con las personas que tenían carteles con nombres de hoteles o empresas, estaban colocados en "llegada de pasajeros". Si hubiese cogido un taxi nada más llegar o alguien me estuviese esperando... no me hubiese dado cuenta de que la prostitución también se ejerce en el aeropuerto, pues son mujeres bien arregladas y discretas que si no es porque están solas y "esperando", pueden pasar por familiares de pasajeros.


También pude ver muchas despedidas y reencuentros llenos de ternura, de lágrimas, de abrazos, de besos.... Es inevitable, recordar la despedida al venir a Colombia, o imaginar el reencuentro con toda mi gente.... El tiempo pasa muy rápido y ya haré dos meses aquí, qué maravilla!!!!!


Llegamos a la casa ya justo para irse a la cama, después de comer un poco y saludar al Padre Mauricio que estaba despierto para dar la bienvenida. De nuevo estaba en Palermo, tras 19 días fuera de Bogotá. Gracias Señor, por tanta experiencia de estos días, gracias por la acogida de cada comunidad y su trabajo diario en la evangelización y con los más necesitados de la zona.

1 comentario:

Anónimo dijo...

bueno ya de nuevo a casa, aunque sea la de Bogotá, si el padre Mauricio te estaba espeando te imaginas la espera que estamos teniendo aquí?, pero bueno ya